23/8/14 – VARIAS veces lo repitió durante el concierto: “Soy un coquí que canta merengue”. Y así, precisamente, es que el público reconoce a Manny Manuel. Es tan querido, que no bien puso un pie en el escenario, el auditorio se levantó de sus asientos para aplaudirlo, en la primera de las dos funciones que presento en el Centro de Bellas Artes de Santurce este fin de semana.
“Agradezco la bendición de estar frente a ustedes. Porque sin sus aplausos y la confianza…y eso se lo puede decir Adamari (López). Ella puede dar fe del amor de un pueblo. Te amamos tanto (manifestó dirigiéndose a ella sentada en primera fila). Yo no te amo, ¡te adoramos!”, dijo instándola a ponerse de pie, al igual que a su novio Toni Costa.
Manny abrió el repertorio de la noche con el tema “Rey de Corazones” y “Si Una Vez”, seguido de un medley de éxitos. Remontándose a sus comienzos en estos 20 años de carrera como solista, el artista declaró que si no hubiese sido por Olga Tañón, “no habría tenido con qué pagar el beeper y el apartamento”. Y siempre cuando llegaba el fin del mes, sus compromisos económicos lo llenaban de ansiedad.
“Ay, Dios mío, ¿y si no pego?”, se preguntaba pensando en la posibilidad de aumentar sus ingresos.
Continuando con la velada, quiso asegurarse de que sus admiradores que no dejaban de demostrarle su cariño, estaban “having fun”.
En la siguiente canción, “Amigos”, estuvo acompañada por su vieja compañera de tarima Celinés (del dúo Mayra y Celinés), quien trajo a la memoria de muchos una zafra de actividades bailables y fiestas patronales de pasadas décadas. Entonces recordó la época de newedge, de la cual participó utilizando una melenita. No sabía bailar merengue, pero anhelaba estar en una tarima “a cómo diera lugar”, Y en “un invento de Ángelo Medina”, también le sometió al pop.
De hecho, volviendo atrás, la primera audición a la que asistió para afincarse en el género del merengue, no la paso. Pero como el cantante principal del grupo se retiró, “me cortaron el pelo, me pusieron una cadena dorada como la de Tono Rosario y me dijeron: <Canta que nosotros nos encargamos de bailar>”.
La velada también dio paso a “Parece Mentira”, “Estrellita”, “Se Me Olvidó” y “Serenata”. Este último, según él, fue el título de un disco “muy retante” y exhortó a la juventud a que también opten por cantar un hermoso bolero.
“¿Quieren romance?”, vociferó interpretando “Nostalgia”, seguido de “Querube”, cuyas primeras estrofas fueron a capella.
“Oye Mi Amor”, “Rayando El Sol” y un tema de Juny y Arnaldo, anticiparon su reencuentro con Los Sabrosos del Merengue, grupo al cual perteneció. Esta parte del show fue una de las más destacadas, ya que durante esta etapa histórica musical, el merengue reinaba en la radio y las salas de baile.
La merenguera Gisselle Ortiz, quien se encontraba entre el público, subió al escenario a petición de Manny “porque ella ha sido parte de mi carrera” y hasta se unió al grupo en un bailecito en el que actuó tímidamente debido a su corta y ajustada falda.
“Esta trayectoria musical ha sido una escuela, un reto importante. Estuve temeroso, me aconsejaban, tuve mentores, buenos consejos…Un día iba en el carro y de momento escuche la canción <Fiera Callada>. < ¡Coño, ese soy yo!>, grité, cuenta.
Manny quiso aprovechar la modalidad del selfie y tomó una foto con el público de fondo. También se quejó de la tensión que era “vestirse tan rápido” en sus varios cambios de ropa. Y “salir (y entrar al escenario) como lo hace Ednita Nazario, no es fácil”
Sobre su próximo disco que saldrá al mercado el 30 de septiembre, el artista interpretó el tema “Cal y Arena” como parte de una recopilación de merengues clásicos. Igual improvisó con un “la la la la la la” otra canción que será parte de su producción discográfica.
Ya en las postrimerías, este mimado de Puerto Rico vocalizó “Dame La Mano”, procediendo a hacer una falsa salida. Los “otra, otra, otra” lo trajo de vuelta a la tarima para cantar “Mi Problema”. Y con “Se Acabó Lo Que Se Daba”, acompañado del cuerpo de bailarines y una batukada, se despidió de verdad, pero a regañadientes.
Por Helda Ribera-Chevremont
Fotos: Pedro Ruidiaz