ES una fachada común, sin lujos, ubicada en la calle Francia 461 Interior, en Hato Rey. Sin embargo, al traspasar la entrada principal de este taller de reparaciones, el cliente o espectador puede apreciar la labor que realizan los adiestrados empleados en la reparación de autos Ferrari, Maserati, Lamborghini, Jaguar, Bentley, Volvo, Land Rover, alemanes, italianos, americanos y europeos, entre otros.
Ángel Clemente, propietario de este taller de mecánica que sin duda es una máxima expresión de lujo, dedica ocho horas de trabajo en su establecimiento Custom’s Autologic, producto de su pasión por la industria automotriz europea y alemana.
“Generalmente no salgo a almorzar al mediodía por la responsabilidad que representa trabajar lo mismo en un Chevrolet como en un Ferrari”, dice ese prestigioso mecánico de marcas europeas que además es un reconocido y galardonado corredor de autos de carrera en Puerto Rico, el Caribe, Sudamérica y los Estados Unidos, y que en Miami fue merecedor de un Grand Prize.
Ángel, quien además posee un evidente buen sentido del humor, admite que al concluir su jornada cotidiana escapa al bullicio de la placita de Santurce para encontrarse con su núcleo variado de amistades.
Sin embargo, llegado un nuevo día, regresa al supremo, sublime y exclusivo ambiente laboral del campo automotor en el que también dirige a otros cuatro especialistas, adiestrados “para no hacer pausa”, debido al flujo de trabajo continuo.
“Ganan un 40% de lo que hacen en el taller y quieren ganar $1,000”, dice complacido este administrador, que se refiriere a sus empleados como “personas expertas, muy preparadas”.
Fue en 2008 que este también ganador de la trigesimotercera (30) edición de la carrera Tres Horas en la pista La Guásima de San José, Costa Rica, trajo a Puerto Rico los elementos para trabajar los autos Ferrari, Maserati y Lamborginie. De hecho, viene a su memoria esa fascinación por desmantelar y reparar carros que se remonta “a aquel Datsun 1200 que lo preparamos para carreras en 1974”.
Su mundo gira en torno a la velocidad en las pistas de carrera y en una ejecutoria que en esta industria le ha ganado respeto y reconocimiento. Cuando participa en este tipo de eventos en Estados Unidos tres o cuatro veces al año, siempre viaja con uno de sus empleados.
Precisamente, este pasado 11 de septiembre compitió en Homstead, Florida, categoría MP3-A, “con un carro tubular que, aunque diseñado por la fábrica se manufacturo en Puerto Rico en 1985. De todas formas, nos facilitaron los planos para hacer una copia exacta”. (“Llevamos 20 años bien contentos. Sin embargo, ese tipo de auto no debe pasar de 3 o 4 años sin ser cambiado, a pesar del mantenimiento”, dice refiriéndose al número 53).
En 1981 corrió con FARA que antes era reconocida como Florida Racing Automóviles Association. Posteriormente, dicha entidad desapareció, pero a finales del 2000 FARA US resurgió con los mismos dueños y paso a ser Formula Automovil Racing Association.
“Mudé mi auto de carrera para Florida. Además de FARA, corro con NASA (National Autos Sport Association) Además, participo en las carreras SCCA (Sport Car Club Of America). Cuando me preguntan qué es exactamente para mí la satisfacción de ganar, respondo que es el saber que me he ganado un trofeo. La realidad es que se corre por amor al arte”, expone el deportista, que también compitió en la histórica carrera Internacional de doce horas de Sering, para de inmediato aclarar que son elevadísimos los costos de las carreras que realiza al año y que suman alrededor de unos 50 mil dólares.
Debido a los elevados costos que conllevan estos eventos internacionales a Clemente le gustaría recibir el auspicio de alguna compañía interesa que se promuevan en Estados Unidos. Máxime “cuando se corre representando a la bandera de Puerto Rico, representando a nuestro País”.
Padre y abuelo
Ángel es padre de Ángel Manuel y Jennifer Clemente, de 37 y 33 años respectivamente. El primero que tiene negocio propio, se encarga de la administración de Custom’s Autologic cuando se padre se ausenta para competir, mientras que la segunda es madre de una niña “que nació el día de la carrera” y labora en el departamento de Rentas Internas.
Sin Frenos
¿Cómo olvidar aquel Primer Lugar que ganó en la competencia “Miami 500 At Homestead” en 2014 Ángel corría su Mazda RX-7 a 177 millas por hora en una recta “sin percatarme de que los frenos estaban fríos”.