30/11/15 – LA brújula la llevó nuevamente al escenario para presentar un concierto de veinte canciones. Y cuando apareció desde un extremo para plantarse en el mismo centro de las tablas, el público no la dejó llegar sin antes tributarle un caluroso recibimiento de bienvenida… Porque Lucecita es Lucecita.
El espectáculo que tuvo lugar en el Centro de Bellas Artes de Santurce este pasado sábado 28 de noviembre y llenó a capacidad ese recinto, dejó prendada a su fiel fanaticada
como suele ocurrir. Inició, tras una pausa para responder primero a los aplausos aún sin haber abierto la boca, con el tema “Raza Pura”, enmarcado en un juego de luces rojas.
A la voz y a la pasión se sumó el atractivo elemento de su vestimenta: un conjunto de tres piezas en encaje plateado con mangas en flecos, adornadas con mostacillas y swarovski austriacos, diseñado por Carlota Alfaro. El exquisito ajuar fue a gusto de la propia artista sabiéndose la estrella de otra de esas selectas veladas de concierto que van de la mano de los años.
La noche se pintó de azul para escucharse entonces el “le lo lai” de “Amanecer Borincano”, seguido de “Mañanita Campera” acompañada del “arre, arre, arreee, que linda esta la mañana para cantarle” entonada por la audiencia en repetidas 
ocasiones.
El horizonte de la palabra se abrió antes de interpretar el emblemático “Verde Luz” para dirigirse por primera vez al público.
“Las primeras tres canciones son siempre las más complicadas”, dijo para de inmediato aclarar que “no porque sean difícil, sino porque está llegando la gente y sentándose”. Sin embargo, lo que parecía ser un sutil regaño, se convirtió en motivo de risas y aplausos al advertir con cariño que su entrada oficial (al escenario) “empieza ahora”. (“Esta noche para mí es emblemática. Quiero dejarlos con esta frase de Federico García Lorca y cito: <<En este momento dramático del mundo el artista debe llorar y reír con su público, aquí estoy para ustedes>>”, dijo en su regreso a los escenarios luego de un descanso por problemas de salud.
Y desde el público comenzaron a dispararse los primeros “¡Te amo!”, las expresiones de aprobación y la energía de los aplausos al verse proyectada al fondo de la tarima una imagen de la bandera de Puerto Rico.
Cerca del piano, Lucecita procedió a ocupar una butaca, dando pie a la clásica estampa serena donde canta alumbrada por una luz tenue. Sombras y anhelos enmarcaron “Alma Mia” con su envidiable vozarrón.
“¡Te amo desde que era un niño!”, gritó uno al concluir.
“¡Estás bella!”, vociferó otro.
“¿Viste? Fue un ano sabático”, respondió evidentemente complacida ante el elogio.
Y no esperaba menos. De inmediato contó que estuvo escondida “porque tenía que cuidarme… Este año me pertenece”. Cabe señalar que Lucecita no solo recibió el apoyo del productor Rafo Muñiz en este nuevo proyecto musical, sino el respaldo de un equipo de profesionales que han abonado a su estado de bienestar. Entre estos, el doctor José Raúl Montes, el peluquero Cristóbal, el maquillista David Lang y el arquitecto Jaime Cobas.
Tras la interpretación del “Unicornio Azul” de Silvio Rodríguez, el que se ha extraviado en las voces de tantos grandes
, porque “pastando lo deje y desapareció, cualquier información bien la voy a pagar”, fue en realidad remunerada por una fanaticada que en su mayoría superaba la edad de los 60 años y que puesta en pie la ovacionó por segunda ocasión.
Bajo la dirección de Ito Colón, y habiéndose cuidado cada detalle del repertorio, porque “estas canciones fueron escogidas por todos ustedes”, Lucecita vocalizó de forma magistral “Alfonsina y El Mar”, “Te Llegara Una Rosa” y “Gracias A La Vida”. Esta última con el efecto de un cielo estrellado al fondo, que luego cambió a un intenso color naranja.
En un momento determinado, la artista se vio precisada a aclarar que el sorbo que empinaba de una copa era de agua y no licor, luego de que un espectador le gritara que se diera “un trago”. Entonces tocó el turno a “Preciosa” en una particular versión con la 
monoestrellada al fondo, que amarró a la audiencia en una vorágine de emociones y patriotismo.
Luego de 15 minutos de receso, La Voz Nacional de Puerto Rico regresó al escenario, pero esta vez vestida con una pieza en un tono beige y peach, de ocho picos en la chaqueta y el costado recargados de piedra boreal, también en un diseño original de Carlota.
Fue entonces cuando se unió al clamor colectivo en protesta al encarcelamiento del puertorriqueño 
Oscar López y pidió su libertad tras 34 años de cautiverio. Y a continuación deleitó a los asistentes con las anejadas baladas “Si Tan Solo Un Instante”, “Júrame”, “¿Qué Tal Te Va Sin Mí?”, “Fruta Verde”, “Como La Marea” y “Callejero”, hasta finalmente llegar al “Rio Grande de Loíza”.
Pero antes de llegar al cause que sirvió de inspiración a Julia de Burgos, Lucy evocó su verdad plasmada en la radio del País que ha saboteado la difusión de su música, no empecé al patrocinio de ese público que la sigue y la venera.
“Cuando las puertas se cierran uno está aquí para abrirlas. Yo me tiré a la calle con mi guagüita y mis discos”, dijo la vocalista de 73 años trayendo a la memoria las lágrimas que le costó levantarse de sus caídas.
…recibió el apoyo del staff de la oficina de Rafo Muñiz.
“Los años no envejecen. Te llenan de sabiduría”, dijo.
Aprovechando la convocatoria del concierto “Lucecita Es Lucecita”, anunció el lanzamiento de un libro en el que se devela toda la verdad de Lucecita Benítez, ademés de su participación en un concierto junto a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, musicalizando los poemas de Julia.
La concurrencia complacida con sus registros vocales quedó nuevamente estremecida con dos de los temas finales que han marcado de recuerdos su carrera: “Génesis”, de Guillermo Venegas Lloveras y “OubaoMoin” de Juan Antonio Corretjer, musicalizado por Roy Brown.
El abrazo final concluyó con las plenas “Una Noche En Borinquen” y “Desilusión”, engalanando el teatro con el espíritu navideño. Y otra ovasión dominó la escena.
Por Helda Ribera-Chevremont
(Fotos: Víctor Birriel)