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alexandra lugaro 7 wa crop9/5/15 – FUE justo diez días antes de someterse a la implantación de los embriones adquiridos a través de un donante anónimo para poder concebir a su hija Valentina, que Alexandra Lúgaro conoció al que se convertiría en su esposo. De hecho, Edwin Domínguez, fotógrafo de profesión, estuvo cerca durante el procedimiento de fertilización in vitro de la joven abogada, los meses de gestación y posteriormente, el alumbramiento en el 2010.

“Es mi hija”, ha establecido Edwin, quien se unió en matrimonio en junio de 2011, a la primera persona que postula para una candidatura a la gobernación en Puerto Rico sin alistamiento político.

Alexandra revela a Helda Hoy que la determinación del alexandra lugaro 6 waproceso de fertilización, aún sin tener pareja en aquel entonces, se debió a la oposición de los médicos de practicarle una novena operación debido a la severa condición de endometriosis que padecía desde jovencita. Incluso, ya había visto frustrarse cinco embarazos hasta que finalmente perdió su matriz.

“<Mira, no podemos seguir operándote. Vas a comprometer otros órganos>, me advirtieron los doctores. Decidí recurrir al procedimiento in vitro para poder tener a mi hijo”, cuenta Alexandra, durante la celebración del Día de Logros del grupo infantil del centro de cuido y escuelita maternal donde su hija Valentina, de cuatro años, da sus pinitos  en un sistema de educación.ALEXANDRA LUGARO 3 wa

Mucho sol y calor en este día. A pesar de que se les informó a los familiares de los niños que asistieran a la actividad en ropa sport, el sofocón es inevitable. Valentina comparte con su mamá los juegos, los inflables, el corre y corre entre los obstáculos ubicados en el área verde del centro de entretenimiento familiar De Varona, en Guaynabo.

La joven madre  se une al grupo de mamás que participan en la competencia de halar la soga y tras hacer su máximo esfuerzo – ganó su bando- busca de inmediato una sombra  para refrescarse. En Valentina se ve reflejada a través de sus años de niña y de juventud.

ALEXANDRA LUGARO 4 waSiendo estudiante de la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico, la letrada de 33 años estuvo involucrada en todos los deportes. En Pista y Campo corría los 800 y los 3,200 metros; jugó baloncesto Sub 21; practica el buceo, el boxeo, corre motora y se divierte jugando billar y dominó.

La actividad física, por cierto, está limitada en estos días, ya que nuevamente la operaron de endometriosis y de dos hernias.

Volviendo al tema de Valentina, a quien su madre considera ¡un milagro de vida!, anhela verla “crecer feliz, siendo una mujer justa con los demás, que sea un instrumento de ayuda para otras personas”. (“Que sea un ser humano integro, que tenga ética y valores…Me encanta hacer turismo interno con ella, llevarla al río, a la playa, irnos camping, a las montañas…”, cuenta sobre la nena que ya demuestra su afición por la lectura y la escritura).

Punto aparte lo  ha sido el apoyo de su núcleo familiar: padre, madre y hermanos, “porque si no fuera por ellos, sería todo mi esfuerzo demasiado cuesta arriba”.

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Con las comunidades

 Alexandra vive un proceso arduo como parte de su agenda de campaña. Anda “visitando todas las universidades” y establece alianzas con las comunidades “para conocer cuáles son las problemáticas”. (“Ver cómo le damos unas estrategias para que la misma comunidad se ayude a resolver sus propias necesidades sin tener que esperar por el Gobierno. El objetivo es adiestrar personal que se encargue de ahora en delante de sus problemas, que les sirvan de mentores a otros. La idea es descentralizar las cosas para que las comunidades comiencen a tomar poder”, explica).

Reconoce, además, la terrible etapa por la que atraviesa el País en este momento de crisis.

“Estamos peor de lo que la gente imagina. Y cuando una hace una cronología de cómo estamos, vemos como se ha arrastrado una insuficiencia por muchísimos años. Pero ahora es que venimos a decirlo porque nos tocó a la puerta la falta de liquidez”, puntualiza la también economista en su cuarto ano celebrando el Día de las Madres, gracias a un milagro in vitro a toda costa.

Por Helda Ribera-Chevremont

Fotos: Edwin Domínguez