17/08/2024 – EL Centro de Bellas Artes de Puerto Rico se convirtió en el escenario de una noche memorable. Luis Enrique, el legendario cantautor nicaragüense con 30 años de trayectoria musical, presentó un concierto que será recordado por su elegancia, emotividad y por la inédita colaboración con la Filarmónica de Puerto Rico.

El ambiente estaba cargado de expectativa desde antes de que se abrieran las puertas. El público, tanto fieles seguidores como nuevos admiradores, se reunían en el vestíbulodel teatro, ansiosos por vivir una noche que prometía ser un viaje a través de la carrera de uno de los grandes de la salsa y el pop latino.

La tarima, desprovista de ostentaciones, reflejaba la sobriedad y el respeto que el artista quería transmitir, con una iluminación sutil que acentuaba la presencia de la orquesta. Luis Enrique entró al escenario alrededor de las 8:15 de la noche y con su primera nota, se adueñó del recinto. La noche comenzó con un recorrido nostálgico por sus éxitos del pasado, temas que definieron su carrera y que resonaron con una nueva profundidad gracias al acompañamiento de la Filarmónica de Puerto Rico. La orquesta, bajo la dirección del maestro Cuco Peña, aportó una dimensión sinfónica a los clásicos de Luis Enrique, creando un puente entre el pasado y el presente de su carrera.

El artista, conocido por su cercanía con el público, compartió anécdotas personales que añadieron un toque íntimo al espectáculo. Reveló cómo, en una ocasión, su compositor y padrino, Sergio George, le envió una canción “Yo No Sé Mañana” a Marc Anthony, pero tras una conversación directa con el intérprete, logró quedarse con el tema que se convirtió en uno de sus grandes éxitos. También relató la historia de cómo ese tema, al que muchos consideraban un riesgo, se convirtió en un himno, confirmando su instinto artístico.

La nostalgia se hizo palpable cuando habló de su decisión de hacer una pausa en su carrera para dedicar tiempo a su hijo, una elección que parecía arriesgada pero que,según demostró la noche de ayer, solo fortaleció su vínculo con sus fans. Ocho años de ausencia, donde sus seguidores le esperaron fielmente.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando vocalista confesó que, a pesar de su origen nicaragüense, se sentía como en casa en Puerto Rico, un sentimiento que resumió en sus palabras:

“Uno es de donde a uno lo quieran, carajo”, expresó .

La conexión entre él y su público puertorriqueño se hizo evidente, con ovaciones y gritos que hicieron temblar el teatro en varias ocasiones.

La velada también incluyó la presentación de dos nuevos sencillos que, aunque frescos, encajaron perfectamente con el resto de su repertorio, demostrando que sutalento sigue evolucionando  siendo “Trampa De Amor” la primera vez que se interpretaba en público. La combinación de clásicos y nuevas propuestas mostró a un cantante aún vibrante y relevante en el panorama musical actual.

Cuando la última nota se desvaneció y las luces se apagaron, el público se quedó con un sentimiento de satisfacción y la sensación de haber sido parte de algo especial. Luis Enrique, con su carisma y su habilidad para contar historias a través de la música, demostró una vez más por qué sigue siendo un nombre querido y respetado en la industria.

El concierto de la noche no solo celebró tres décadas de música y éxito, sino que también dejó claro que el amor y la pasión por la música de Luis Enrique siguen tan vivos como siempre. Cabe destacar que el cuatrista Luis Sanz también participó  en el espectáculo,  La venta de boletos sold out demuestra lo contrario a lo quealgunos pensaban, y así, con el teatro lleno de aplausos y la gente pidiendo más canciones, Luis Enrique reafirmó su estatus como un ícono indiscutible de la música latina.

Por Helda Hoy

Reseña Karla Cordero Rivera

Fotos Carlos Pagán Mediavilla