¿Será un buen momento para trabajar en mi felicidad?


Dra. Waleska Santiago-Pagán Psicóloga Clínica-Forense Coordinadora BA Psicología y Salud Mental Departamento de Ciencias Sociales UPR-Ponce

Todos los días podemos encontrar a alguien preguntando: “¿Existirá la felicidad?”, “¿Encontraré la felicidad algún día?” o ¿Por qué no puedo ser feliz?”.

Cada una de estas interrogantes son válidas y se han manifestado en muchos individuos. Esto podría deberse, a que, en la mayoría de las ocasiones, cuando pensamos que no somos felices realmente pasamos más tiempo recalcándonos las cosas negativas que tenemos a nuestro alrededor.

Entre los pensamientos más comunes con los que podemos enfrentarnos se encuentran: ¿Qué es lo que no tengo?, ¿Cuáles son las cosas que he dejado de hacer?, hasta los defectos de las personas que tenemos a nuestro alrededor y en lo qué “le cambiaríamos”. Al tomar esta postura comenzamos a olvidar las cosas buenas que nos ocurren, las que hemos logrado e inclusive, a repasar las virtudes que tiene nuestra familia, amistades y/o relación, en los casos que aplique.

Durante años hemos visto el incremento de los libros de autoayuda y miles de artículos para poder sobrellevar una vida saludable o una relación estable. Pero, es momento para pensar: ¿qué pasaría si comienzas a trabajar y creer en ti? Tomate un segundo y piensa en estas preguntas. ¿Qué es lo que más me agrada de mi personalidad? ¿Hay algo en lo que me siento orgulloso de mi? ¿Qué le gusta de mí a los demás o a mi pareja? ¿Desde cuándo no hago algo por alguien sin esperar que me den “algo” a cambio? Sino por el contrario, ¿lo hago por qué me hace sentir feliz que otra persona este alegre ese instante por “algo” que hice o dije?

Mientras trabajas en este proceso de autoevaluación, sería una buena oportunidad para que puedas realizar una lista de todas las veces que hablas y mencionas ese pronombre personal “yo”. Si, “yo. Evalúa si con regularidad en tus pensamientos y/o conversaciones las comienzas con un “yo quiero”, yo necesito”, yo espero”, “yo elijo”, “yo pienso”, etcétera. Posterior, analiza con cuánta frecuencia utilizas otro pronombre personal: “tú”. Piensa si en la mayoría de las veces que usas el “tú” es para señalar una falta, queja o critica. Es momento de que se evalúe con cuánta regularidad usas el “tú nunca”, tú jamás”, “tú siempre”, “tú debes”, etcétera.

Luego de realizar estas preguntas, el primer paso será que reflexiones en que necesitas para comenzar a trabajar en lo que has identificado. En muchas ocasiones el punto de partida lo encontraras al evaluar si tienes asuntos inconclusos o sentimientos que no has trabajado. Para esto se puede comenzar con visualizar si hay que dejar ir algo/alguien y/o si tienes que trabajar con el perdonar a alguien.

El perdón, es un proceso cognitivo, es una decisión que, en la mayoría de las ocasiones, no es fácil de trabajar. Cuando pasamos por las diferentes etapas del perdón podemos sentirnos libres y sin amargura. Como consecuencia, entramos en un proceso de autoevaluación de nuestras relaciones interpersonales de manera más objetiva y, en algunas ocasiones, sin sentir resentimientos.

Segundo, pregúntate y evalúa ¿cuán fácil es vivir conmigo? o ¿podrías vivir con alguien igual a ti en un 100%? Si tu contestación es un “no”, es una buena oportunidad de visualizar como los demás se sienten al interactuar contigo.

Tercero, haz un inventario de lo que te gustaba de compartir contigo mismo, con los demás. Sigue evaluándote y piensa” “¿Critico y juzgo mucho?” Tal vez, de vez en cuando, vale la pena sacar el tiempo y pensar: “¿Qué pensará él/ella?”, “¿Qué esperará de mí?” Pero, sobre todo ¿qué esperas de ti mismo/a? Cada día trae su propio afán así que: vive a plenitud, ama, sonríe, perdona, disfruta y recuerda que nadie puede esperar algo que no dá. No actúes pensando que los demás harán las cosas a tu estilo. Respeta la diversidad.

Vale la pena amar y dar amor. Si alguna vez sufriste “en nombre del amor”, eso no significa que no puedes volver amar. Elije comenzar un proceso de vivir en paz y trabajando para tu felicidad. Muchos consideran la felicidad como un estilo de vida y si es así elije que sea el tuyo. El amor es maravilloso, vivir feliz es tu decisión y el amor no es ciego. Evalúa, suelta, libérate, estudia, vive, se feliz… ¡Éxito! [email protected]

Referencias:

Garrido, I. (2000). La Motivación: Mecanismos de Regulación de la Acción http://reme.uji.es/articulos/agarri4542212100/texto.html?iframe=true&width=90%&height=90%

Lewis, C.S. (1961/ 2003). A Grief Observed. Harper Collins

Santrock, J. (2002). Psicología de la educación. México: Mc Graw-Hill. Pp 432

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