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23/09/19 – A las seis de la tarde del domingo 22 de septiembre, el recinto del Coliseo de Puerto Rico lucía repleto de gente dispuesta a disfrutar el recital que reconocía las cinco décadas de historia musical del cantante panameño Rubén Blades.

Su entrada al escenario la anunciaba su primera producción en vinilo de “Juan González”. Prontamente los acordes del tema “Plástico” avivaron al público que de inmediato comenzó a cantar al unísono con el polifacético artista en este magno evento.

Con el extenso repertorio para celebrar sus “50 Años De Música, 1969-2019”, el Poeta de la Salsa abarcó desde sus inicios hasta la actualidad. Y como era de esperarse, incluyó muchos de los éxitos con los que se dio a conocer como cantante. Por eso, el también actor, quiso narrar el origen de cada tema previo a la interpretación.

Primero que todo, muchas gracias a los amigos presentes y ausentes por estar aquí acompañándome. Gracias a Cesar Sainz por traerme de vuelta. Yo no pensé que regresaba, pues ya me había despedido. Lo dejé en un momento…  Pero aquí estamos”, manifestó Rubén Blades al dirigirse al público.

El compositor de “Desapariciones” destacó que a Cheo Feliciano lo considera su ídolo, un modelo a seguir; y a Tite Curet, “el mejor compositor de toda el área del Caribe, del mundo”.

Desde el inicio del concierto, declaró su admiración por Ismael Rivera, Rafael Ithier, Roberto Roena y Cano Estremera. A su vez, agradeció a Willie Colón la oportunidad brindada, además de su participación en la Fania.

Puerto Rico ha sido un modelo para mí musicalmente. No necesitan traer a nadie de ninguna parte porque ustedes tienen la calidad suficiente. Así que yo les agradezco que me hayan incluido dentro de su simpatía. Muchas gracias”, dijo.

De hecho, para el número de “Paula C”, tuvo como invitado al trompetista Luis Perico Ortiz, descrito como “un excelente músico y amigo”.

Así las cosas, “Lo Pasado No Perdona” formó parte de los temas que la adulta audiencia bailó. Es sabido que las letras de las composiciones de Rubén llaman a un despertar de conciencia social denunciando situaciones como: clasismo (“Ligia Elena”), racismo y abuso de poder (“Plantación Adentro”), desesperación, resignación, desilusión, (“Pablo Pueblo”, “Manuela”, “Maestra Vida”), fe (“María Lionza”), amor (“Creo En Ti”, “Puedo Vivir Del Amor”) y desamor (“Juan Pachanga”, “La Palabra Adiós”).

El público también se entusiasmó con temas en inglés junto a la Salsa Big Band, dirigida por Roberto Delgado. La magistral orquesta que lo acompañó toda la noche, tocó unos cuantos números, en los cuales su calidad musical en el género de jazz pudo valorarse (“Mambo Gil”, “Do It For”, “What Happens” y The Way You Look Tonight”).

De las interpretaciones más aplaudidas al ganador de varios premios Grammy en su trayectoria musical, fue el dramático tema “Amor Y Control”, además del icónico “El Cantante”, que hizo suyo el inolvidable Héctor Lavoe. Igualmente se proyectaron fotos del salsero ponceño expuestas al fondo de la pantalla en el escenario, mientras la banda hacía una parte instrumental.

A continuación, con “Todos Vuelven” rindió tributo a famosos que han dejado su huella en diversas ramas del arte. Se observó entre muchos, la imagen de Gabriel García Márquez y los recientemente fallecidos Andicito Montañez y Camilo Sesto.

El concierto transcurrió entre anécdotas, recuerdos, exquisitas descargas musicales y proyecciones que fueron aplaudidas por los admiradores del también político, que exhortó a los jóvenes a servir al País de la mejor manera.

Tras cuatro horas de música, con su tono de voz mejor que antes a sus 71 años, y luego de cantar más de 25 canciones, el cantautor seleccionó otros dos antes de salir de tarima: el memorable “Pedro Navaja”  – su eterno éxito – dramatizado en comics, fue recibido con una sonora ovación. A capela entonó “Adán García”, haciéndole coro los fanáticos.

Y según la hora, de forma inesperada, se dio por terminado el concierto, a pesar de que los fanáticos aclamaron al artista por varios minutos. La administración del Choliseo solicitó a la producción que debía dar por terminado el espectáculo después de cuatro horas de música.

Por Ana H. Peña

(Fotos: Jonathan Serra)