30/4/16 – EN un sofacito una parejita veía, muy pegadita por cierto, aquel canal llamado Galavisión. Entre programa y programa, se cuadraba el horario de transmisión a golpe de videoclips. Los otrora tortolitos no se cansaban de comentar el visual de “Amante Bandido”, que repetían incesantemente. Y yo, que era la chica de aquella dupletita, gozaba de lo lindo al contemplar a aquel Miguel Bosé altísimo, salvajemente atractivo e inmensamente talentoso. Un poco en broma aparecía en el vídeo maquillado como criatura a medio camino entre el reptil y el anfibio; también a la Clark Kent en una biblioteca romana… y acababa como una especie de Indiana Jones.
El recuerdo encontró sintonía en la propuesta que el español puso a la consideración del público que cantó con él durante dos horas, hacia las postrimerías de la tarde del domingo. Su gira titulada como su más reciente disco, “Estaré”, resultó en un convite de su parte, que extendió no sin antes adjudicar responsabilidades.
“Los declaro oficialmente culpables de estos 40 años en la música. Por tanto, vamos a pasear por esos cuarenta, hasta ayer. En el camino, se despertarán cosas que estaban olvidadas y son insospechables. ¿Me agarran de la mano para este paseo?”, cuestionó el protagonista de “Tacones Lejanos”, película de Pedro Almodóvar.
Con esa oferta como introducción, entonó su tercera canción “Aire Soy”, a la que precedieron “Duende”, y una de las mejor recibidas de la noche: “Nena”.
El show sobresalió por su calidad sonora (fue de esas pocas ocasiones en que entiendes cada palabra que el artista canta y dice) y su dirección. Los constantes juegos de luces se dirigieron a subrayar el mensaje melódico, que aderezaron Bosé y sus coros con aspectos coreográficos…también encaminados a acentuar el tópico abordado en cada melodía. Las pantallas laterales para entregarnos a un Miguel más cercano, constituyeron el complemento de las que se ubicaron al fondo, a modo de tres rectángulos verticales.
Igualmente, tanto cada gesto importante del intérprete, como los movimientos y armonías de sus coristas, obtuvieron su merecido brillo gracias a las enormes imágenes traseras que pusieron de relieve un trabajo meticuloso y dedicado. La iluminación se destacó durante toda la noche, particularmente en “Amo” y en “Amarte”. En ésta última, el intérprete hizo gala de sus característicos tonos graves, con los que alcanza profundos y sensuales matices. En general, la teatralidad de la presentación sencillamente no nos permite olvidar que Bosé…también es un gran actor.
“Gracias por ese apoyo. Quiero decirles que soy un hombre de paz. Todos los días intento laborar por ella…para que sea ese parasol azul, bajo el que emanan los otros derechos humanos. Una rama que no ejercemos muchas veces, es la solidaridad, la que debemos sentir hacia exiliados e inmigrantes. Recuerden que las personas queremos echar raíces y poder decirle a los demás mi casa es tu casa…haz de ella tu casa. No puedo decir que voy a dejarle a los míos el planeta que soñé, porque hay mucha cosa determinada y ese mundo ya se fue pal carajo…Pero tengo una deuda con mis hijos y de verdad que no quiero un mundo con muros para ellos, deseo más bien, puentes”, expresó para anunciar su composición del 1992, dedicada a los refugiados de la entonces Yugoslavia: “Nada Particular”.
Tras eso, uno de los mejores momentos del concierto, siguió con “”No Hay Un Corazón”, “Amiga” (que dedicó a su sobrina recientemente fallecida, la modelo y cantante Bimba Bosé) y “Morir de Amor/Creo en Ti”. Entonces se dirigió a destinos más remotos con un segundo popurrí nutrido por “Linda/Hojas Secas/Superman/Diablo”. Cerró esa porción del espectáculo con “La Chula”.
“La última canción que he escrito le ha dado título a mi gira y se la dedico a mis hijos. Porque no importa donde esté o incluso cuando no esté aquí… estaré donde siempre he estado… en su corazón. A todos los padres y madres que hay aquí, sé que me podrán entender. Lo demás puede ser enamoramiento, encoñamiento, lo que sea. Pero esto sí, sí que es amor”, puntualizó antes de “Estaré”, que dio paso a la archifamosa “Como un Lobo”.
Tanto durante este tema como en los anteriores, los coristas se desplazaron puntualmente por unas escaleras de aluminio, cuyo uso formó parte de la coreografía que ejecutaron junto al hijo de la actriz Lucía Bosé. En esta interpretación, Bosé demostró (como lo hizo durante toda la velada) su dominio del escenario; tanto al recorrerlo como al permanecer sentado al tiempo que sus piernas imitaban el andar de lobo.
El tono del recital dio un giro con su versión de “Siempre En Mi Mente”, de Juan Gabriel y “Morena Mía”, que interpretó con el grueso de la concurrencia, que sabía de memoria la letra de la simpática melodía.
Si bien la presentación contó con numerosos instantes sobresalientes, “Si Tú No Vuelves” articuló el mejor hasta aquel momento. Esta canción, dueña de un arreglo emotivo y una letra desgarradora, contó con un coro gigante y entregado al intérprete, de la que siguió luego “Gulliver”. Esta marcó el primero de varios falsos finales.
A su regreso al escenario, Bosé se enfrentó a un público enardecido que disfrutó a plenitud de “Bambú” y “Solo Si”, que contó tan logradamente como otras, con una acertada rutina de movimientos en las escaleras.
Todo bien, pero aún no cantaba “Amante Bandido”. Ya decenas vociferaban el título de la pegajosa canción que, en efecto y por fortuna, siguió. Se trató de una versión larga de este tema que encabezó los primeros puestos de popularidad internacionalmente, allá para el 1985. Así que tras bailes y porciones a capella, este señor con fuerte maquillaje en los ojos y gestos híper vampirescos, abandonó el escenario tras recoger muchos aplausos junto a sus tres coristas y el resto, compuesto por ocho músicos.
El retorno a la tarima se produjo con el tema “Hacer Por Hacer”. Al concluir, manifestó que “esto es lo que ha ocurrido durante todos estos años… Es vuestro porque vosotros así lo hicisteis.”
Antes de dejarnos con el alma repleta de recuerdos, los oídos apertrechados de buena música y las retinas bombardeadas por imágenes y luces cuidadosamente seleccionadas, Miguel Bosé confesó que a sus 19 años escribió una epístola “de amor…de amor a nadie”.
Agregó entonces que “esa carta aún sigue viajando en el tiempo”. (“Por eso, ratifico lo que dice porque pase lo que pase…te amaré”, insistió).
Y así, con ese tema que lo lanzó a la fama internacional cuando era aún un adolescente, finalizó la presentación. “Te Amaré” significó un parte-aguas en su carrera para el avance… Para los presentes, cuajó una travesía hacia el recuerdo y posiblemente, la inocencia. Y lo mejor… ¡valió la pena el viaje!
Por Nancy Piñero Vega
(Fotos: Orriola)