09/11/15 – CONTAGIOSA fue la alegría musical que provocó la Orquesta Buena Vista Social Club, en su concierto “Adiós Tour” celebrado el pasado sábado, en el Coliseo Roberto Clemente de Puerto Rico. La agrupación alzó su vuelo musical para deleitar a la audiencia con su primera interpretación “Como Siento”. De inmediato, el público puertorriqueño sintió el sabroso ritmo cubano, y gozó plenamente al ver por primera vez en la Isla a la magistral orquesta. En este concierto la orquesta rindió homenaje a los primeros integrantes que contribuyeron a su grandioso éxito. Como parte de la escenografía se exhibió en una pantalla gigante visuales de su trayectoria, de más de seis décadas, en donde han regalado a su público el ritmo y sabor de la música cubana.
El trombonista Jesús “Aguaje” Ramos, actualmente lidera la orquesta, y es un fenómeno musical. Su capacidad para ejecutar afinadísimas notas con su trombón, socaban cualquier timidez.
El músico, a través de su instrumento de viento metal, sopló sus notas musicales con un aire de señorón, sabiéndose arquitecto de su arte. Ataviado de etiqueta roja, caminó con elegancia de un lado a otro en el escenario, sirviendo de maestro de ceremonia para presentar cada pieza musical que obsequia la orquesta.
Todos los músicos de la orquesta son de primera. La mezcla generacional da paso a un legado musical para perpetuar la herencia cubana. Muestra de ello fue la presentación en el escenario de dos de sus cantantes jóvenes, Carlos Colunga e Iliana Valdés, que interpretaron las piezas, “Rincón Caliente” y “Tumbao № 5”. También se destacó Bárbaro “Barbarito” Torres replicando las cuerdas con su cuatro.
La pieza “Bruca Manicua” fue interpretada con sentimiento y majestuosidad. Excelente ejecución para honrar a Ibrahim Ferrer, fundador de la orquesta, y quien en vida, hacia que cualquier persona se conmoviera cuando él la interpretaba.
Un momento en donde brotó la chispa sensual del son cubano fue cuando en tarima la cantante del coro, llena de la magia que encierra la mujer antillana, se contoneó con finura en el escenario en la canción “Me Voy Para la Luna”, interpretada por el maestro guitarrista, Eliades Ochoa.
Y a la velada llegó “Marieta”, emblemática canción cubana que relata en jocosos versos la experiencia de un hombre que se fue a cumbanchar con una mujer llamada Marieta. El público no dudó en ponerse de pie para acompañar a la orquesta y corear:
“¡A mí me gusta bailar con Marieta!”.
Todas las canciones que iba presentando Buena Vista Social Club, hacía que la audiencia que abarrotó el coliseo se sintiera cada vez más cercana a al club social de la música cubana. Canciones como “El Carretero”, Estoy Como Nunca” y El Trombón Majadero”, le dieron un particular y delicioso sabor al concierto.
Y era ella… igual que ayer, igual que siempre, la aclamada y reconocida cantante Omara Portuondo, “la novia del feeling”, quien le dio un toque mágico lleno de efervescencia a esta velada.
Entró al escenario vestida con una túnica de colores llamativos, y con su adorno de flores en la cabeza que forman parte de la proyección de su imagen. Fluía de sus cuerdas vocales la canción, “Lágrimas Negras” y tal interpretación fue la presencia viva del sentimiento.
Continuó su presentación con la canción, “Veinte Años”, y de inmediato invitó al público a que cantará con ella. La figura de Portuondo se iluminó cuando se ubicó sentada al lado del pianista para interpretar, “Bésame Mucho”.
Una de las canciones que enterneció al público fue “En Mi Viejo San Juan”. La cantante mostró sus dotes de maestra de música, con papel en mano comenzó a dirigir a la audiencia, como si el coliseo se convirtiese en una gigantesca aula de clase.
La vocalista logró imprimir el sello de calidad que distingue a un artista completo. Portuondo canta, baila, interpreta y dramatiza cada canción en el escenario. Con más de ocho décadas de lustrosa vida se mueve al son de la música; y el movimiento de palmadas que hace con sus manos, evoca también la época de gloria que tuvo como bailarina.
Si el ánimo es la fuerza moral y la energía que impulsa a la actividad, esta gran artista lo tiene desbordante. En la canción “No Me Llores Más”, sin dudarlo subió sus brazos como si liberara el alma, se movió tan liviana como una hoja delicada que se pasea en el otoño.
Acto seguido, dejó a todos perplejos cuando en un solo musical presentó a su esposo, el músico Gilberto “Papi” Oviedo, y se la comió baliando hasta llegar al piso. El músico tampoco se quedó atrás, y le dio movimiento a su silueta esbelta, robándose los aplausos de toda la audiencia.
En la interpretación “Quizás, Quizás, Quizás” se observó a varias parejas de la audiencia bailando románticamente, y se veía a la cantante sonreír con agrado al percibir que el público se deleitaba con su presentación. Una gran ovación recibió de todos los presentes al concluir la interpretación.
La orquesta mientras tanto continuó con dos sabrosas canciones: “Chan Chan” y “El Cuarto De Tula” que hicieron alucinar a la audiencia. Ya enfilado el cierre del concierto, Portuondo regaló nuevamente su feeling con “Dos Gardenias”.
Y para dejar encendido al público puertorriqueño, el magnífico concierto concluyó con “Candela”. Valió la pena la espera para tener en suelo boricua la esencia cultural de Cuba, que hacen afirmar, que… el pájaro sigue teniendo intacta sus dos alas. Siempre que se unen estas dos Antillas comparten la música y sus tradiciones, como si fuera en el mismo batey.
Por So León
(Fotos: José León)