18/10/15 – HIZO su entrada por la derecha de las escaleras que dan al público. Llegó enfundada en un enterizo jumpsuit de encaje morado, calzando tacones tan brillosos como altos, luciendo un collar que despedía un resplandor que iluminaría el más oscuro túnel. Igual peinó el cabello en un rabo de caballo largo, como el que lucía la Mujer Maravilla en su identidad secreta de “Diana Prince”.
Y la sonrisa se le apoderó del rostro para nunca más abandonarlo, durante toda la presentación de “Sonya Cortés, Mi Trayectoria: El Showchito. Así que de ese modo, sin dejar de reír ni un solo instante, le obsequió unos cuantos «hijuep…s» y «cabr…s». Y esto, a modo de jocosa reprimenda a los que llegaron tarde y se apresuraban a acomodarse en sus respectivos asientos del Centro de Bellas Artes de Caguas.
El humor de Sonya Cortés no es para todo el mundo. Salpicado de connotaciones no aptas para mojigatos y determinadas pantomimas alusivas a partes privadas y prácticas sexuales, la más reciente adquisición de “Lo Sé Todo” trajo al escenario todo el desparpajo del que es capaz…¡y más!
¿El resultado? Un público más que complacido que se mostró entusiasta, vocal y solidario con la artista. Ese fue, posiblemente, el gran acierto de 
Cortés durante la noche del sábado: mostrarse tal cual es, sin empachos, pero sobretodo, sin filtro. En su rutina abundaron las menciones directas, con nombres y apellidos, de quienes tuvieron algún roce con ella en una trayectoria artística de décadas. Eso sí, también mostró agradecimiento por aquellos que han estado con ella (no pocos) en los momentos difíciles que atravesamos todos.
Porque eso tiene de particular la recordada bailarina de “Salsa Sábado En La Noche”. Reconoció, en clave jocosa, sus aciertos y desaciertos, sus inseguridades y fortalezas, sus escollos… y los triunfos que la llevaron a recorrer gran parte del mundo, acompañando a la crema y nata del firmamento artístico nacional. Y la concurrencia, evidentemente, apreció esa honestidad aderezada con grandes dosis de gratitud.
Comenzó con su recorrido narrativo, complementándolo con fotos de sus 
pinitos en el baile, proyectadas en una gran pantalla. Del ballet clásico saltó al jazz con los Ita Medina Dancers. También pasó revista por par de novios (varios de ellos fallecidos) y los infames recortes de cabello que le daba su padre por aquello de ahorrar («a father había que pedirle veinte pesos pa’que te diera cinco»). Además, bromeó con las modas de antaño («las cejas de Brooke Shields y un peinado tipo…entre un playero y un popcorn»). Las fotos no le permitieron negar que, en efecto, alguna vez lució así.
Sin medio aguaje de cohibirse, la bailarina contó como Wilkins ensayaba en la marquesina de su hogar en Country 
Club y que la canción “Te Mataría” en la actualidad equivaldría a una radicación automática de una Ley 54.
También reveló que Antonio Cabán Vale, «El Topo», le demostró que es posible «cantar, bailar y darte el palo al mismo tiempo» y que Iris Chacón la despidió de una temporada en el Teatro Blanquita («que siempre olía a nachos con queso») porque «me pinté el pelo de fuc…me red y ella no quería ninguna otra colorá en el grupo”. (“En verdad, nunca supe si le caía bien», reveló sobre la vedette).
A esa primera etapa, que incluyó una temporada en el cuerpo de baile de Lourdes Chacón («me dio trabajo enseguida cuando la hermana me botó»), siguió la época de los primeros éxitos de Gilberto Santa Rosa, Danny Rivera, y lo que ella catalogó como «el gran momento»: bailar junto a las Fania All Stars y en la última fase de Mambo Aces.
Luego de mostrar un vídeo en el que danzaba junto a Cheo Feliciano y Aníbal Vázquez, Sonya le devolvió al público la bailarina que nunca ha dejado de ser, en una rutina coreográfica que se nutrió del “Jala, Jala Y Boogaloo” (en versión de Richie Ray y Bobby Cruz) y “Aguanilé” (Héctor Lavoe), entre otras melodías. Con eso cerró para abordar su fase de animadora en “A Fuego”, “Spot”, “Anda Pal Cará” y “Lo Sé Todo”. Sobre el programa del Canal 4, ésta expresó agradecimiento “por darme trabajo”.
Más tarde habló sobre su trayectoria radial, encabezada por “De Pecho Con Sonya”, (SalSoul) al que dedicó seis años «en el horario nocturno y poniendo a la gente su lugar”. (“Me convertí en psicóloga del pueblo. Hablé de temas tabú, en mi estilo, porque solo hay una original y esa soy yo, a esta tierna edad», contó).
Tras repasar sus espacios radiales “El Yaketeo” y el más reciente, “El Ajetreo” (que incluyó la mención de la no renovación de su contrato en La X), repasó su quehacer teatral. También habló de sus dos matrimonios y declinó aludir a «la misas sueltas porque si no, nos quedamos aquí toda la noche». Se refirió, por cierto, con mucho respeto y cariño de sus dos exmaridos.
Uno de los momentos más sobresalientes de la noche, se produjo cuando Sonya incluyó tres selecciones musicales, en recordación a su etapa de bachatera. Para hacerlo, primero se ocultó tras un biombo iluminado que 
dejaba ver la sombra de su silueta. Precisamente, la animadora no dejó escapar esta coyuntura para hacer de las suyas con comentarios de talante que oscilaban entre la picardía y el señalamiento puramente sexual. ¿Y el público? Feliz. A veces más, es mejor.
Salió con un moño y un elegantísimo traje negro de corte sirena, que le hizo lucir una figura de esas que parecen desafiar el paso del tiempo. Interpretó «Ceguera de Amor», «Vete Al Diablo» y «Casi Lo Mato». Al presentar ésta última, aprovechó la temática de la canción para agradecer a su fanaticada gay. Esa noche fue numerosa y en todo momento se mostró entusiasmada y elocuente. De hecho, la voz de Sonya tuvo uno de los mejores momentos de su carrera como intérprete.
La también bachatera aprovechó luego para compartir sus impresiones sobre gente sin talento que alcanza notoriedad gracias a las redes sociales 
y ciertas plataformas en la Internet. Lo hizo a modo de introducción para incluir vídeos parciales de Mr. Kankanes y la Tigresa del Oriente, entre otros. Tomó ese tiempo para vestir el último cambio de la noche: un blusón trasparente color guayaba y unos mahones blancos con aplicaciones doradas. “El Showchito” continuó entonces con fotos de la familia de Sonya (mucha de la cual se encontraba en la sala), sus perros Victoria y Nicolás, consejos para las parejas que tienen hijos de relaciones anteriores y anécdotas de un reciente viaje a Cuba.
Ya en la recta final, la animadora hizo un llamado para que cada cual «respete a los demás, pero viva su vida”. (“No se pierda considerando qué pensarán los demás de usted. Aplausos para los que somos como somos. Sólo Dios es perfecto», sostuvo ganando aplausos).
Acto seguido, presentó al cantante Manny Manuel (con quien ya había 
bromeado durante la rutina de standup) y a su mamá. Para terminar, habló del reciente eclipse y la luna sangrienta para exhortar a los de su generación a aprovechar el tiempo porque «para cuando venga el próximo, ya vamos a estar jod…» (entre otros comentarios). Y de inmediato se despidió agradeciendo «al público, a la vida por la oportunidad y por el gozo». No sin antes concluir con la Interpretación de un merengue y reconociendo la labor de su equipo de producción.
Sonya Cortés presentó “El Showchito” equipada de una receta perfecta: humildad, carencia de ambages, sinceridad y pocavergüenza para repartir (¡y que también sobrara!). La gente que acudió a verla esperaba reírse hasta decir basta y olvidar un poco el trajín diario. Triunfó porque esta animadora, que se autoproclamó guerrera e independiente, se quedó con el público que obtuvo justamente lo que fue a buscar: ¡pa’ que te jaltes!
Por: Nancy Piñero Vega
Fotos: Ángel Negrón
