15/10/15 – ALMÍBAR para endulzar musicalmente la vida destiló la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico en sus 65 años de historia. La Fundación Arturo Somohano atinó una vez más, en producir otro concierto, en esta ocasión, “Mi Herencia Latina”. El evento dirigido por el maestro Roselin Pabón, se celebró el pasado domingo, en la Sala Sinfónica Pablo Casals, del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré de San Juan, en Puerto Rico.
La herencia latina se hizo sentir desde que comenzó el concierto con el primer invitado de lujo: el tenor Rafael Dávila. Con su potente voz elevó la primera interpretación, “Soy Puertorriqueño”. Con soltura se escuchaba al público tararear junto al tenor la estrofa, “soy boricua tú lo sabes, Puerto Rico es mi nación”.
Seguido resplandeció el escenario con la presencia de la cantante Lourdes Robles, bellamente ataviada de blanco, que con su dulce voz cual ruiseñor embelesó a la audiencia interpretando tres hermosas composiciones de Sylvia Rexach: “Mi Versión”, “Alma Adentro” y “Nave Sin Rumbo”.
Como parte del atractivo musical la Coral Filarmónica de Puerto Rico, dirigida por Joanne Herrero, armonizó con sus delicadas voces en varias interpretaciones que ejecutaron los cantantes invitados. En “Abrázame Fuerte”, interpretación de Lourdes, la Coral se escuchó melodiosa y abrazó la voz de la vocalista para acompañarla magistralmente.
La quinta pieza musical del concierto, “Silencio”, interpretada por el tenor Rafael Dávila, era como para detenerse a imaginar cada palabra descrita en la bella pieza de su compositor Rafael Hernández. En el jardín musical donde han “dormido los nardos, las azucenas y las rosas”, que evoca una pena de amor… se logró transmitir la emoción de nostalgia a través de la extraordinaria interpretación del tenor.
Como sorpresa de la velada musical, subió al escenario el cantautor Pedro Capó, para hacer gala con su voz de que quien lo hereda no lo hurta. Honró la herencia latina musical de su abuelo, el maestro Bobby Capó, al interpretar: “Que Falta Tú Me Haces”, “Poquita Fe” y “El Negro Bembón”. Agradeció la oportunidad de que por primera vez él pudiese cantar acompañado de la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico.
“Que bendición poder cantar los temas de mi gran abuelo”, mencionó para de inmediato acto expresar que “hijo de gato caza ratón, me salí con la mía”, en alusció a la próxima canción que interpretó de su autoría, “Un Minuto”.
Cabe destacar que los arreglos musicales tuvieron el sello de destacados maestros arreglistas, como: Ángel “Cuco” Peña, Martín Nieves, Ito Serrano, Pedro Rivera Toledo, Enriquillo Cerón y José Pujals.
La Orquesta Filarmónica lució espectacular en sus ejecuciones durante toda la presentación. Pero el vuelo musical de la orquesta que logró despojar los sentidos del público, y puso el músculo del corazón a latir con velocidad de la emoción, fue la interpretación “ Olas y Arenas”, de Sylvia Rexach. Fue como ver volar las gaviotas en el cielo, y desde muy alto… ver las olas acariciar la arena con amor.
El espectáculo musical “Mi Herencia Latina” tiene una rica mezcla de sonidos melodiosos, rítmicos y candentes. Están llenos de sol y viento, del perfume ancestral de las raíces africanas, de las lluvias inacabables que borran alguna tristeza, y del agitado tambor que provoca alegría y movimiento corporal. Tan es así, que cuando la orquesta le regaló a la audiencia la pieza “El Cumbanchero”, los músicos en la percusión se llevaron uno de los más calurosos aplausos de la velada.
El cierre del concierto en la penúltima canción, “Granada”, interpretada por el tenor Rafael Dávila, fue como reza su primera estrofa: “Granada tierra soñada por mí, mi cantar se vuelve gitano cuando es para ti”. El artista logró con la magnífica amplitud de su voz que su cantar se sintiera casi hasta en Granada.
Culminó el concierto con varios temas recogidos en “Fragmentos De Mi Tierra”, interpretados por la Robles, Dávila y la Coral Filarmónica que le dio toques finos a la velada musical.
La Orquesta Filarmónica de Puerto Rico es un cofre musical que se abre para regalar sus 65 años de historia. Es un baluarte cultural que aporta a nuestra herencia latina y sirve de inspiración a la nueva cosecha de músicos talentosos que produce Puerto Rico.
Por So León
(Fotos: Rafael Buxeda Díaz)