8/9/15 – A esta hora Raúl Di Blasio anda llevando su piano por Egipto. Pero aquí en Puerto Rico, queda el sabor de su magistral actuación en el Centro de Bellas Artes de Santurce: un escenario perfecto para una velada Inolvidable. La noche del sábado 5 de septiembre y ante sala llena, Raul Di Blassio complació a plenitud al público que se dio cita y que sin duda, fue un gran cómplice para hacer al “maestro” fluir con espontaneidad y sentimiento.
A las 8:46 de la noche subió el telón del recinto para dejar al artista frente a su público que rápidamente lo recibió con un cálido aplauso. Vistiendo de impecable negro, y acompañado solo por su piano, Di Blassio entró por la puerta ancha desde el inicio del recital, interpretando (muy a su estilo) una versión del emblemático, “Verde Luz”, de nuestro Antonio Caván Vale. Di Blassio le impartió elementos de tango y ciertas fusiones que hicieron que la duración de la pieza (9 minutos para ser exactos,) fluyera con tal maestría que dejó a más de uno con ganas de “más”.
Un medley de “En mi Viejo San Juan” y “Cumbanchero” prosiguieron demostrando su respeto hacia nuestros compositores. A estos le siguió “Barroco”, del fenecido compositor Argentino Bebu Silvetti, autor también de su más grande éxito, “Piano”. Ya haciéndose acompañar por sus músicos, entre los cuales estuvo su hijo Stefano en la guitarra acústica, sumado al bajo, batería, teclado, sax,y bandoneón. Los temas “Melissa”, y “Corazón de Niño”, fueron los siguientes.
“Qué placer estar en vuestro País, que aunque es vuestro, también es mi casa”, dijo este virtuoso a manera de saludo.
Durante toda la noche, el artista fue enfático en que “es una noche especial, el sonido de mi piano, este público maravilloso…”.
Aunque inicialmente pudiera parecer un cliché artístico, Di Blassio se encargó de disipar dudas, siendo ampliamente complaciente tanto con los “antojos musicales” de su público. Igualmente, con el detalle al narrar con suma paciencia los esfuerzos y vivencias en los inicios de su carrera, la que hoy considera exitosa en gran parte a “esta bendita Isla”.
Demostrando no solo ser un gran músico sino un gran artista en lo más amplio de la palabra, el señor Raúl Di Blassio hizo gala de gran dominio en el piano. Asimismo en el dominio del público, tal como surgió cuando un curioso personaje (de la vida real), quien se hizo llamar por Tony “The Happy”, abordó desde el asiento al artista. Este lo hizo subir al escenario dedicándole el clásico de Juan Manuel Serrat, “Penélope” junto al tema “Amor de Hombre”. A veces parecíamos olvidar estar en un concierto y sentirnos mas bien en una bohemia rodeados de buenos amigos y mejor música.
De Juan Gabriel interpretó “Amor Eterno” dedicada a una pareja entre los presentes y “Hasta Que Te Conocí”, en la cual contó con el público haciéndole coro.
El repertorio estuvo muy bien logrado y balanceado (esto, a pesar de que el artista no necesariamente se “amarra” a un rundown de canciones) entre los temas originales, los covers, los populares y lo clásico. A esto se sumó una buena porción de temas pop que hicieron que el ambiente y ánimo de los presentes nunca decayera. Uno de los momentos más emotivos fue cuando le dedicó a su hermano fallecido el tema “Oblibion” y para lo cual la producción se conjugó con imágenes en pantalla de velas rojas. Este tema y algunos otros arrancaron lágrimas de entre el público, según conocidos al equipo de producción luego revelaron.
Pero fue sin duda el inmortal “El Día Que Me Quieras” de Carlos Gardel fue el que se quedó con la ovación de la noche. Además de la fuerza propia que encierra este clásico, fue la forma magistral en que el maestro y sus músicos revistieron la gran pieza.
El repertorio también incluyó “Delicado”, “Tico Tico”, “Playas Somnolientas”, “Nocturna”, “Don’t Cry For Me Argentina”, “Sound of Music”, “The Legend Of 1900”; de Marco A. Solís ejecutó “Si No Te Hubieras Ido” y “Dónde Estará Mi Primavera”.
Luego de cerca de 3 horas de espectáculo, Di Blassio intentó dar por concluida la velada, pero el público le hizo regresar para entonar; “Luna de París”. Cabe felicitar a la producción por cuidar, salvo alguna excepción, los detalles tanto en la excelente iluminación, elegante escenografía y acertadas imágenes visuales. En fin, por su entrega, talento y maestría, Raúl Di Blassio dejó establecido ser mucho más que un “piano man”.
Gracias Maestro por hacernos vivir tan hermosa noche y experimentar tan lindas emociones.
Por Luis Gerena (Reseñista para Helda Hoy)
Fotos: Andrés Vila