15/6/15 – BAJO una intensa luz roja y vestido de negro de cabeza a pies, el cantautor Fito Páez puso fin a la pausa de dos décadas que una vez se abrió como un abismo, entre este argentino y su fanaticada puertorriqueña. Sin embargo anoche, al arribar al escenario, el intérprete fue recibido con una ovación de pie, sin haber vocalizado una nota o tocado una tecla. Sólo porque estaba de regreso, como un gran hijo pródigo musical. De ahí que, al culminar su presentación en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, demostrara inequívocamente que su homólogo Carlos Gardel tenía razón cuando cantó aquello de «veinte años no es nada» en “Volver” Porque parece que este rosarino al que llamaron Rodolfo, nunca dejó de estar presente en los corazones de sus seguidores boricuas.
Tras la presentación de la intérprete y compositora puertorriqueña, Katira María, comenzó el recital a piano que ha llevado a Páez por San Francisco, Los Ángeles, Nueva York, Miami y Orlando. En Boston, no sólo se presentó con éxito sino que se convirtió en el primer rockero latinoamericano en recibir el «Master of Latin Music Award», que otorga la prestigiosa Berklee College of Music.
Pero volvamos a lo acaecido en la universidad anoche. El público recibió, con la emoción del que ha esperado demasiado, su primera entrega: un popurrí nutrido por segmentos de “Y Dale Alegría A Mi Corazón”, Cable A Tierra”, “Pétalos De Sal” y El Amor Después Del Amor”. La acertada selección, perfectamente hilada gracias su dominio del piano, marcó el momento definitivo en que la audiencia nacional retomó su love affair con Páez, con renovada pasión.
Luego de saludar con efusividad e indicar que se trataba del último concierto de una larga gira (“Solo Al Piano”), Fito Páez animó a la heterogénea concurrencia para que recibiera con beneplácito su versión de “Desarma Y Sangra” de “el genio Charly García”. A esta interpretación siguió “11 y 6”, hasta entonces la más coreada y aplaudida de la velada. Tanto, que el artista exclamó: “¡Así canta San Juan, carajo!”. Continuó con “La Rueda Mágica”.
El laureado compositor incluyó varias selecciones de otros autores. Interpretó “El Breve Espacio En Que No Estás” (Pablo Milanés) y “Los Ejes De Mi Carreta” (Atahualpa Yupanqui).
“Es una canción que habla del silencio, la montaña, de andar por la vida. Me la canto a mí”, confesó quien también aclaró que se defiende en portugués, antes de entonar “Meu Bem, Meu Mal” (de Caetano Veloso), a quien tildó de “loco baiano”.
De hecho, aprovechó la ocasión para exhortar a mirar hacia el Brasil pues “es un país enorme que debemos observar de cerca, pues es una máquina de amor y de música hermosa”.
Retomó su cosecha musical al vocalizar “Dar Es Dar” y de nuevo contó con un coro enorme que le acompañó de principio a fin de esta melodía. Entonces pidió silencio absoluto, al decidir entonar a capella la pieza “Yo Vengo A Ofrecer Mi Corazón”. Finalizó cuestionando que “¿quién dijo que todo está perdido?”, una de las frases sobresalientes de la letra. Terminó agradeciendo el respetuoso silencio que permitió escuchar a la perfección la interpretación.
Antes de confesar que era “muy vago, era malo en el Conservatorio”, el cantautor recordó su infancia al tocar un “Nocturno En Sol”, a la que describió como una “piecita muy linda, a lo Schubert, de esas como para demostrar a papá y a mamá que tocás el piano”. Luego dio paso a “Tumbas De La Gloria” y continuó con una versión, tipo vals peruano, de su creación “Detrás Del Muro De Los Lamentos”.
“Para esto le tomé unos truquitos a Lucho González que tanto trabajó con Chabuca Granda”, explicó en alusión al guitarrista y compositor peruano/argentino que colaboró durante años con la mencionada cantautora.
Pidió entonces a la audiencia que escucharan “esta historia simpática”. (“Estaba con una mujer llena de glamour que hacía cine con Almodóvar, era espléndida y lo es ahora más todavía. Todos le advertían que yo era un provinciano. Un día Charly (García) me invitó a tocar en un boliche. Y me fui. Llegué de madrugada, en un estado…inenarrable. Me dijeron <<te vas de acá>>. Pero la que salió fue ella. Estuvo fuera como cuarenta minutos. Cuando regresó le había compuesto esto y…ahí me quedé por diez años más”, relató sobre el tema “Te Vi”, en clara referencia a su antigua pareja, la actriz Cecilia Roth).
Una más de las varias ovaciones de pie que recibió Páez, se produjo al ofrecer “Al Lado Del Camino”, que precedió al encore. Tras una pausa algo demorada regresó al escenario, vestido con traje fushia, para interpretar “Recuerdos Que No Voy A Olvidar” y su emblemática “Mariposa Technicolor” que ya contaba con una audiencia enardecida, cantando y bailando a su son. Finalizó con “Rodar Mi Vida”.
Así las cosas, el vocalista (vocalilsta para no repetir Fito Páez) puso de relieve en “Solo Al Piano”, porque a pesar del tiempo, ha quedado indeleble su huella en el pentagrama; como cronista musical de nuestros tiempos. Al despedirse, prometió no dejar transcurrir veinte años más antes de un retorno. ¡Ojalá! Que así sea.
Por Nancy Piñero Vega
(Teresa Orriola)