19/10/14 – SUBIÓ el telón en la Sala de Drama del Centro de Bellas Artes y apareció en el escenario “La Reina del Latin Soul”, Lupe Victoria Yolí Raymond, que encarno la actriz Sully Díaz. La primera vez que caracterizo el personaje fue en 2002 en la obra “La Lupe, Mi Vida, Mi Destino”. 
Luego, motivada por la aceptación que alcanzo el proyecto, nació la producción “La Reina, La Lupe…El Musical” (original de su hará exesposo Rafael Albertori) que recorrió teatros en Puerto Rico y en los Estados Unidos, con un promedio de más de 100 representaciones
Sully fue hilvanando momentos significativos en la atribulada vida de La Lupe, como lo fue su aparición en el mundo de la música cantando en distintos locales habaneros. Asimismo, la oposición de su padre en su entrada 
al mundo artístico sin completar una educación magisterial, el reconocimiento inmediato que gano en su País, su exilio de Cuba, su viaje a México, su mudanza a Nueva York y su incursión en la orquesta de Mongo Santamaría.
Y así sucesivamente, logró Sully apoderarse de la total atención del auditorio que, en la personificación acertada de actriz, vio desfilar el ascenso de La Lupe al estrellato, sus eventos dramáticos en su carrera y junto a sus hijos; los meses que vivió en Puerto Rico, accidentes que malograron 
su salud, el incendio de un pequeño apartamento y posteriormente, la soledad y decadencia de una mujer que en los años 60 llegó a ser más famosa que Celia Cruz.
Su conversión al evangelio en 1980 estando físicamente y artísticamente desgastada, fue recopilada como parte de este musical. Un paro cardiaco 12 años más tarde, terminó con su vida que ya era dedicada por completo a llevar la Palabra del Señor.
El repertorio incluyo los temas “Carbonero”, “Cascabel”, “Amor Gitano”, “Con El Diablo en el Cuerpo” (tema que la hizo famosa inmediatamente en La Habana), “Oye Este Guaguancó”, “Que Te Pedí”, “La Gran Tirana”, “Oriente”, “Fever”, “Se Acabó’, “Si Vuelves Tu”, “Puro Teatro” y “Todo”. Muchas de éstas, interactuadas con la banda que la acompañó, cuya dirección musical estuvo a cargo de Manolo Navarro y la coreografía de Marcos Garay. El espectáculo fue dirigido por Rafael Albertori y Mariely Durán.
Por Helda Ribera-Chevremont
Fotos: Rafael Vega Quijano