Recordando a Benjamín Morales fallecido el pasado viernes 13 de junio de 2014 a los 88 años.
GRACIAS a su paciencia y a su capacidad para entender el trabajo de su esposo Benjamín Morales frente a las cámaras de televisión, ¡muchas veces como amante de tantas mujeres bellas!, Ana confesaba a esta reportera en aquel entonces cuando visite su hogar, que jamás había confrontado una crisis en su matrimonio de 45 años. Y luego de tanto tiempo viviendo juntos, ambos coincidían que en “esta etapa de nuestra unión conyugal” era que disfrutaban de mayor comprensión y amor, compartiéndola con “nuestros dos hijos y cinco nietos”.
“No es aquella pasión de la juventud, claro…Pero el cariño es inmenso y nos entendemos más que antes. Además, somos compañeros porque cuando se es cristiano todo se tolera. Les advertiría a los jóvenes de ahora que con Dios en el hogar todos los conflictos tienen su solución. Benjamín y yo estamos congregados en la Iglesia Bautista de Rio Piedras que pastorea el reverendo Cristino Díaz Montañez”, explicaba Ana.
La actividad de la carpintería a la que era aficionado el actor de telenovelas, era compartida con alegría por su compañera de vida. No había para él mejores momentos de ocio que la sierra, el taladro y el martillo. Ante la necesidad de las aves de su vecindario de poseer un hogar estable y seguro donde anidar, Benjamín se lanzó a construirles un majestuoso guest house de dos plantas en madera barnizada.
Pero aquella hermosa residencia en la cual gorriones, palomas, turcas, ruiseñores, reinitas y tórtolas entraban y salían sin rendir cuentas a nadie, superaba todas las expectativas puesto que ¡hasta tenia luz eléctrica con un contador perfectamente bien ubicado y una terraza al aire libre con piscina!
“El sol me ha taladrado las costillas, pero si me hubiese puesto a esperar que bajara el calor, me habría cogido la tarde y me hubiera tomado mucho más tiempo levantar esta casita pera pájaros”, decía orgulloso en pleno mes de julio.
Explicaba Benjamín que le resultaba curioso observa como las aves merodeaban el patio de su residencia mientras él le iba dando forma al proyecto. Y que a medida que más pajaritos sobrevolaban el área, mas necesidad sentía el de ampliar la casita “y hasta le hice un mezanine”.
“Mi nieto Jaime Javier, de 20 años, me dice que por que no la hice antes para el haber podido jugar con sus carritos. Verónica, la de 10, también es loca con la casita, al igual que Lucian, Raul Benjamín y Benjamín”, aseveró.
En medio de tanta alegría, contaba el actor un evento que había ocurrido algunas semanas antes, con la aparición de un gato que se comió a una de las tórtolas del barrio.
“Esa pajarita parecía una gallina. Era del monte, arisca. Yo había logrado amansarla puesto que madrugadora como todos los pájaros, por las mañanas hallaba comida fresca en mi patrio. Además, la quietud de nuestro hogar le permitía echarse sobre la yerba a coger sol y se ocultaba entre las ramitas del patio de limón cuando la temperatura estaba candente”, relataba.
“Un día me percaté de que la tórtola estaba recogiendo pajitas y cuando vine a ver ya estaba empollando. Me entusiasmé pues ese era mi gran anhelo. Pero no logré mucho con mi alegría porque el gato la mató y se comió los huevos. No sé cómo pasó…Pues, previniendo eso, le había hecho pilares de metal para que resbalaran los gatos y las ratas. ¡Fue una verdadera tragedia!”, puntualizó el recio actor que todavía lucía angustiado por la experiencia.
Por Helda Ribera-Chevremont
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