17/3/14 – DESPUĖS de varios años de ausencia, Lucecita Benítez se presentó en el Centro de Bellas Artes de Caguas -una de las voces nacionales más importantes de Puerto Rico – llenando a capacidad su espectáculo “Voz y luz “.
La velada dio inicio a las 9:00 de la noche con la Orquestal Moon light Serenada y cerró la noche con la Orquestal Almendra. Y en todo momento, Lucecita lució espectacular y radiante de principio a fin, con sus vestidos largos y elegantes confeccionados por Carlota Alfaro. La diseñadora, por supuesto, se encontraba presente y recibió palabras de agradecimiento de parte de la artista.
Luego de los primeros tres temas: “Caminos de Ayer”, “Amor Perdido” y “Son de la Loma”, la intérprete se dirigió al público.
“Me llamo Lucecita, mi nombre de pila es Luz Esther, pero hoy soy simplemente Luz. Las cosas en Puerto Rico están malas, pero la luz que les traigo no es de la Autoridad De Energía Eléctrica. ¡Esa está cara!”, expresó causando la risa entre los presentes.
“La luz esta noche – continuó diciendo – es la luz que yo les traigo”.
Luz Esther dio paso entonces a “Arráncame la Vida” y “Salome”, seguido de un medley. Mas previo a este puñado de viejas canciones, comentó que cuando éstas se escuchaban, “yo no había nacido, pero son cosas que a una se quedan en la memoria”.
El repertorio prosiguió con “Parece Que Va A Llover”, “La Múcura Esta en el Suelo” y “Que Te Parece Cholito”.
“¿Por qué será que casi toda la música nos susurran al oído tanto dolor, tanta ausencia, miseria, dolor en el pecho, celo, abandono? ¡Hay que joderse! ¿Por qué el desamor es más importante que el amor? Que las tristezas provocan las tenciones…así que arranquemos”, pidió a la orquesta.
La vocalización de otras corta venas no se hicieron esperar: “Hay Que Saber Perder”, “Lágrimas Negras” y “Palabras de Mujeres”. Esta última puso al público de pie con sus aplausos y gritos.
“¡Qué viva Lucecita!”, reclamó alguien en la sala, al tiempo que esta contestó que “me están haciendo feliz”.
Al momento de presentar a sus 16 músicos, la artista se refirió a éstos como personas maravillosas y agradeció a sus coristas y en especial, a Yanira Torres, su compañía. Sobre ésta, expresó ser de un extraordinario apoyo, además de mencionar que comenzó con ella en un principio de su carrera artística.
Acto seguido, Lucecita se dirigió nuevamente a la orquesta.
“Seguimos maestro, vamos a matarlos”, dijo refiriéndose al tema “Olvídame”.
Finalizada esta canción, ésta interrogó a la audiencia en relación a que “¿por qué cuándo se está sufriendo de mal de amores, todas las canciones parecen escritas para tí? (“Prendes la radio y ahí está, entras en una barra y te está esperando (la canción). Es como si todos los compositores se pusieron de acuerdo para darnos un golpe de estado de pasión. En el desamor todos somos hermanos, pero tenemos que exorcizarnos”, opinó.
“Maestro más luz que voz hay para rato”, advirtió dando paso a “El Que Siembra Su Maíz” y “Jugando Mamá, Jugando”.
“Me siento feliz – agregó – de que se van a cumplir 3 años desde el episodio aquel en que los titulares (noticiosos) dijeron que <el telón caí para Lucecita>. Hubo mucha gente que probablemente se alegró, pero no se cayó la paloma. ¿Y saben por qué? Porque el telón nunca va caer para Lucecita”, sentenció.
¡El pueblo te ama!”, vociferó un fanático.
“Muchos se conforman con dos o tres noches, pero yo me conformo con una noche como la que tengo hoy. Maestro, que se haga la luz y la música”, dijo.
El concierto parecía haber finalizado con el famoso tema “La Noche Se Va“. El público se mantuvo de pie pidiendo “otra, otra, otra”, mientras caía el telón. Sin embargo, la diva reapareció para complacer a los asistentes, ya que “tengo mucha gente inteligente detrás de mí que siendo tan brillantes me trajeron el arreglo de <Génesis>”, dijo terminando así la noche con la canción con la que triunfó en el Primer Festival de la Canción Latina.
La artista llevó la mano a su garganta en señal de que ya no le quedaba voz, aunque en este momento no la necesitó para despedirse de los espectadores. A fin de cuentas, la noche estaba llena de luz.
Por Brenda Vives
Fotos: Pedro Ruidiaz
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